Tal vez ha sido la posibilidad de un 2, la que mueve con gracia y ritmo el abanico de mis números, llena todo el ábaco de aire fresco, de geniales operaciones algebraicas y sólo es una incógnita... que no tengo prisa por despejar.
Dormitaré en el ábaco de las posibilidades, abanicaré con ritmo lento cada operación y bailaré con la música de fondo... mientras tomo la calculadora otra vez!
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